jueves, 21 de abril de 2016

Nada es para siempre (¿o si?)

¿Sabes cuando conoces a esa persona especial que dices: "Vamos a estar siempre juntos"? ¿Sabes esa sensación de pensar que no serías nada sin ella?

Pues olvídalo. Nada es eterno. Nada es para siempre. Acostúmbrate.

Duele leerlo, duele saberlo, duele sentirlo, duele vivirlo. Pero es así. Superalo. Todo es efímero: todo fluye, nada permanece.

Con el tiempo se supone que nos tenemos que acostumrar a su ausencia, al hecho de que no esté contigo. Me ha pasado. Me está pasando -de nuevo-   No, muchacho, no. No te hablo del novio o la novia (que también pasa y es una putada). Te hablo de la amistad, de la puta amistad de los cojones. 

¿Cómo se supone que tu mejor amigo o amiga te puede dejar de lado? ¿Cómo se come eso? Y que me venga diciendo que quiere cortar la relación y pasar a ser, por lo menos, compañeras. ¿Perdona, me estás vacilando? Ya he vivido esta situación antes y lo he pasado mal, fatal, en cada una de ellas. Pero en esta hay algo diferente, algo que me mata más. ¿Cómo puedes decirme, después de todo, que no te valoro como amiga? Osea, es que esto es un chiste. Yo soy incapaz nisiquiera de imaginarme la situación en la cual te digo que no quiero ser tu amiga. ¿Y tú? Has pasado la barrera de la imaginación y esa puta situación la he vivido varias veces. ¿Y luego soy yo la que no valora nuestra amistad? ¿Segura? Que yo sepa no soy yo la que te dice que no quiere ser tu amiga. Yo no puedo vivir sin ti, pero por lo que parece, tú si puedes hacerlo sin mí.

Pues genial. Adelante. En todas las otras veces te he suplicado que me perdonaras (lo que fuera que hubiera hecho) y volviéramos a estar como antes. Esta vez no. Estoy harta de que me trates así (Y que, para el colmo, te quejes tú, ¿sabes? Es irónico y todo, joder.).

Si quieres irte, vete. No quiero tener que obligar a nadie a estar conmigo, a mi lado. Tu tienes que saber cuán importante soy yo en tu vida y plantearte si de verdad me quieres fuera de ella. No puedo luchar por algo en que sólo quiero, lucho, y pongo mi vida en ello, yo.  No puedo. Tengo que ver tu necesidad por mí. Porqué siento que yo dependo en parte de ti, y para ti sólo soy la persona de transición entre otras personas. Quiero que estés conmigo porque quieres, así que..

..Demuéstrame. Lo que sea, pero hazlo.

Atentamente, una chica que lo está pasando fatal. Te quiero pulguita. Siempre (y este siempre es el único real).

martes, 9 de febrero de 2016

Y es cuando me siento en el banco de la calle y empiezo a pensar. Sí, en ese estado transitorio en el que estás presente pero tu mente ha viajado quilómetros y quilómetros hacia el más allá. En ese estado en el que te quedas mirando a la nada pero pensando en todo. Pues sí, en ese mismo.

Empiezo a pensar. Dejo que la mente me haga viajar, que me lleve a lugares desconocidos y por conocer, pasando de milagrosas lagunas hasta increíbles montañas, pasando ríos, mares y oceanos, tal cual, como si no fueran nada.

Hasta que me lleva a ti.

Estás ahí parado, en medio de mi mente en blanco que sólo oye recitar tu nombre, como tal poesía que cabe en un baúl. 

Me miras fijamente, como quién no quiere la cosa. Tu mirada me penetra y me hace estremecer. Ahora pienso en ti.

Pienso en la primera vez que te vi. Me quedé pensando en la curvatura de tus pómulos y la perfección de tus imperfecciones. Que todas ellas te hacen a ti, al ser mas bello de la faz de la Tierra. 

No puedo evitar recordar aquella vez que respiré tu aroma. Olía a felicidad, a buenos tiempos. Olía a ti, y eso me gustaba. E inspiro con fuerza, intentando respirar el aire que me envuelve y, con un poco de suerte, poder absorver tu aroma hasta que llegue a mis pulmones, y que ahí se quede para siempre.

También recuerdo tu andar, siempre muy recto y firme, aquel que yo deseo seguir a tu lado, incluso quizás cojiditos de la mano. Me paro a pensar en ese hecho. Yo quiero, pero, ¿y tú?

Mis pensamientos de dirigen al precipicio de tus pestañas, que tiemblan con cada parpadeo. Si te dijera algo, ¿qué harías? ¿Me piensas tú igual que te pienso yo a ti? ¿Tienes las mismas ganas de conocerme que yo a ti? ¿Llamo tu atención? ¿Te has fijado en mi? Si es así, ¿qué piensas de mi? ¿Cómo me ves? 

Miles y miles de preguntas del estilo me rondan por la cabeza. Me incomoda la situación. Me siento impotente, incapaz de resolver esas dudas. Pero también siento miedo. ¿Cuál es la respuesta a cada una de ellas? ¿Es la que yo deseo que sea o es todo lo contrario? Al fin y al cabo siempre hay 3 hipótesis, la que te gustaría que fuera, la que no te gustaría que fuera y la que realmente es. ¿Cuál me toca a mi?

Frente a esto, me despierto. Abandono mi estado de muerta en viva y me espavilo. Abro los ojos y ahí estás tú. Y me observas.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Quedémonos


Y me tienes aquí, esperándote. Deseando la llegada del mensaje que diga "Quedemos ahora" y me haga ver el mundo diferente. Que me llames y me digas que lo sientes, que te habías equivocado, que tu mundo gira entorno a mí y que quieres que sea el centro de tu Universo. Que me digas cuánto me quieres besando mi espalda, y que en un suave susurro me digas que huelo a recuerdos inolvidables. Que me escribas diciéndome "Quedémonos y fuguémonos al infinito, que nada importa si tú estás conmigo y todo importa si estamos juntos, porque todo cobra fuerza e importancia a nuestros pies, pero carecen de significado para que les prestemos atención". 

    Y me tienes aquí, esperándote.    Deseando la llegada de aquél mensaje que diga "Quedemos ahora" y me haga ver el mundo diferente.

            Te quiero.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Aquellos ojos azules

Apenas hace dos meses volviste a mi vida, aquella que decidiste abandonar dejandola en ruinas y que, más o menos, ya se podía mantener en pie, como un niño aprendiendo a andar. Y llegaste tú, volviendo a destruirlo todo, a romper los muros construidos contra los demás, a destrurme a mí. 

Y es que quién iba a decir año atrás que volverías a estar aquí. Y aún no me acostumbro a decirlo.

Ahora que creía yo que tenía todo superado y solucionado, que estabas fuera de mí, me encuentro mirando el mar que esconden esos ojos azules, recordando todo lo que hemos vivido e imaginando lo que nos quedaba por vivir. Me encuentro pensando en la bonita sonrisa que se esconde detrás de esos labios, lo que me gustaría besarlos y que tu lengua, junto con la mía, bailaran un vals bajo la lluvia.

Que me dijieras que sigues aquí conmigo, que tu corazón me pertenece y que siempre voy a ser yo y nadie más. 

Soñando contigo y en un nosotros y que al despertarme me digas que si me he cansado de dar vueltas en tu cabeza toda la noche. Que me digas que las chicas que te gustaron antes que yo no fueron nada, que yo soy la mejor de todas y que soy lo mejor que te ha pasado en la vida. Que me digas lo muchísimo que me quieres mientras me miras a los ojos y me acaricias una mano. Que recuerdes la de bobadas que hemos hecho juntos y me abraces respirando sobre mi pelo. Que bajo sábanas blancas de algodón nos diríamos el primer "te quiero" seguido de un beso con roce de nariz, uno de esos que saben a "nunca te voy a dejar ir". 

Y me encuentro aquí, sentada, escribiendo sin pensar, sólo sintiendo cada palabra, cada letra, porque este momento es nuestro, por que me encuentro perdida recordando aquellos ojos azules.

lunes, 1 de junio de 2015

Querida mamá

Querida mamá,

Hoy te escribo para decirte mil y una cosas más. 

Querida mamá, soy ese saco de nervios que te pone nerviosa al mover la pierna sin parar; soy esa bordería que me sale cuando estoy de mal humor; soy esa irritabilidad que libero cuando me estreso; soy ese "no parar" contínuo; soy esa risa acompañada de lágrimas que brotan de mis ojos cuando me río; soy aquella trabajadora que sacaba buenas notas; soy aquella trabajadora que se vuelve vaga; soy mis buenas notas del pasado y soy mis malas notas del presente; soy mis exámenes suspendidos y soy todos mis excelentes; soy todas esas horas pegada a la pantalla del ordenador; soy este amor; soy puro cariño; soy esas lágrimas que he llorado y que nadie ha sabido y soy esas lagrimas que seguiré llorando sin que nadie sepa; soy esas canciones que canto mientras me ducho; soy mis sueños; soy mis hobbies; soy mis libros de lectura; soy mis gustos musicales y soy mis grupos favoritos de música; soy mis ídolos; soy esas ganas de hacer cosas; soy todo mi amor por los animales; soy la amante de la naturaleza; soy todas mis alergias; soy mis amistades; soy mis ex-novios; soy mi inocencia y soy mi ignorancia; soy mis caprichos; soy mi tozudez; soy mi lucha continua; soy la chica responsable; soy aquella que finge ser normal para mi edad, que finjo que me gusta salir e ir de fiesta; soy todos esos "no" y "sí" que he dicho; soy todas aquellas oportunidades que he dejado escapar; soy todas esas veces que no os he hecho caso y después me he tenido que arrepentir porque teníais razón; soy la chica tímida e introvertida que, de pequeña, era todo lo contrario; soy todos los negativos que me han puesto por no callar en clase; soy todas las palabras que he soltado por mi boca; soy todo lo que digo y hago; soy mis números favoritos, el 7 y el 9; soy los números que me gustan, el 7, el 9, el 13, el 21, el 71, el 79, el 82 y el 97; soy mi color favorito, el azul; soy mis letras favoritas, la r y la t; soy mis canciones favoritas, todas ellas, porqué soy incapaz de escoger algún favorito de cualquier cosa; soy mis gustos de cine; soy las películas que me gustan; soy todos los animes que he visto y soy todos los animes que me quedan por ver; soy todas esas series que sigo, que he finalizado o que he de empezar a ver; soy esa amante de las series, películas y libros de asesinatos y misterio; soy mi ironía y sarcasmo; soy mis olvidos y mis recuerdos; soy mi memoria; soy mi historia; soy mi pasado, soy mi presente y soy mi futuro; soy ese asco a fregar los platos, soy ese montón de manualidades que he hecho y que haré, soy todas esas cosas que os he arreglado, tanto a ti como a papá; soy ese montón de momentos que he capturado con mi obturador y objetivo; soy esas lágrimas que dejé en tu cama cuando mis amigas me fallaron; soy...

Querida mamá, soy esos ojos marrones que te dicen buenas noches día tras día; soy esos labios carnosos y rojos que besan tu mejilla y tu frente siempre que pueden; soy esa pálida mejilla que siempre besas cuando me deseas buenas noches; soy esa barriguita que no es plana; soy esas estrías en mis muslos; soy esa celulitis en mi cuerpo; soy ese enorme culo que se hace espacio en el sofá de los yayos; soy esa piel pálida que cubre mis músculos; soy esas uñas largas que quieres ver cortas; soy esa sonrisa amarillenta y desordenada, imperfecta, que adoras ver; soy estas cejas expresivas; soy estas pequeñas pestañas de mis ojos; soy mi nariz puntiaguda, idéntica a la tuya; soy esos pies de rana, tal y como tú y papá los llamáis; soy ese pecho pequeño; soy esos gordos muslos que aguantan mi cuerpo; soy cada uno de mis 53kg que me hacen a mí y también soy ese 1.58m que me convierten en más alta que tú; soy ese brillo en los ojos cuando disfruto lo que hago; soy mis dedos de la mano deformados, que no encajan; soy mis cicatrices; soy mi larga y castaña melena, que antes era rubia; soy mi piel roja cuando se quema por el sol; soy ese quiste en la punta de la nariz, como una bruja; soy ese lunar de mi espalda; soy ese mechón de pelo que dejo detrás de mi oreja; soy ese piercing que me hice en el cartílago que no querías que me hiciera y soy el desmayo que sufrí al salir de la sala; soy ese segundo pendiente que no te desagrada; soy ese anillo que llevo siempre puesto en el mismo dedo; soy esas ojeras que tengo bajo mis ojos por dormir poco, soy tu imagen, tu creación; soy esa habitación desordenada que me haces arreglar; soy esa montaña de ropa sucia que me haces recoger; soy ese cristal que rompí con la zapatilla de ir por casa de mi hermano del cuadro que colgaba en la escalera, soy ese plato que rompí llevándolo al fregadero, soy ese último trozo de comida que tanto deseas pero que dejas que me lo coma yo; soy esta cara bonita de niña buena que, de buena, tengo poco; soy esos bofetones que me dabais cuando me portaba mal de pequeña, que hace muchos años desaparecieron de nuestras vidas; soy esas carreras que nos hemos echado por casa cuando me perseguías con la zapatilla en la mano; soy esos golpes que te doy con el codo cuando jugamos; soy esos besos que te doy en los párpados y que tanto odias, pero que te hacen reír; soy...

Querida mamá, soy ese "quiero cambiar el mundo" que nunca llegaré a cumplir, soy ese "de mayor voy a ser veterinaria" que nunca llegaré a ser; soy ese "voy a hacerme vegetariana" que nunca podrá ser; soy ese "mañana lo hago" que nunca llegaré a hacer; soy ese "ahora voy" que nunca es ahora, sino ocho mil y siete horas más tarde; soy ese "el examen me ha ido bien" que nunca me va bien, te lo digo por decir y que no preguntes; soy ese "voy a sacar un excelente seguro" que se convierte en un suficiente; soy ese "mama déjame en paz" cuando me molestas; soy ese "te quiero" que nunca te he dicho, pero que sé que sabes y que está grabado en lo mas profundo de mi ser; soy ese "vamos a correr" que te digo casi cada día de la semana; soy ese "quiero adelgazar" que digo en mi cabeza pero que nunca lo consigo; soy ese "estoy llegando" que te digo cuando aún me queda cruzar toda la Via Lactea para llegar a casa; soy ese "no voy a beber" o "no he bebido" que te digo cuando salgo de fiesta; soy ese "mamá estoy bien, no me pasa nada" cuando me preguntas y que realmente estoy fatal, soy ese "mamá no tengo ropa" y soy ese "mamá no sé que ponerme" que te digo cada mañana; soy ese "no tengo nada para lavar" y que, cuando ya has lavado la ropa de ese color, te saco medio armario para la lavadora; soy ese "voy a hacer deporte de manera regular" que nunca llega; soy ese "quiero comer saludable" que estoy intentando cumplir; soy ese "ahorra agua, que no sobra en el mundo" que te cierra el grifo; soy ese "para" que repito constantemente; soy todos esos "felicidades" de cada año; soy ese "eres un ángel echado a patadas del cielo" que me dices con cariño cuando te digo que realmente soy un angelito; soy ese "mamá, no preguntes" que te dije muy secamente cuando lloraba a tu lado, en tu cama, cuando lo pasé muy, muy, muy mal, la única vez que supiste que lloré; soy ese "no estoy enfadada" que digo de todo corazón, pero que nadie en este maldito mundo se cree, simplemente estoy molesta; soy ese "estamos matando el planeta" que me pasa por la cabeza siempre que miro por la ventana y que parece que nadie se de cuenta de ello; soy ese "pobrecito, es solo un animal indefenso" que digo cuando matáis o intentáis matar una mosca, un mosquito o cualquier otro ser vivo; soy ese "jugamos a algo" que digo cuando hacemos un largo viaje en coche y me estoy aburriendo; soy ese "si yo fuera..." que digo cuando me gustaría ser algo diferente a lo que soy; soy ese "si yo pudiera..." que digo cuando me gustaría hacer algo de lo que soy incapaz; soy ese...

Querida mamá, te quiero.

Querida mamá, soy muchísimo más que todo esto, soy más que simples palabras, ya que no me puedo definir con solo su uso, hay que conocerme; soy todos esos defectos que he descrito y esas características que me definen a mí y a mi personalidad.

Pero, ¿y tú que eres?

Tú eres una increíble mamá, eres una súper mamá. Porque lo das todo por mí sin, nunca, nunca, casi nunca, pedir nada a cambio; porque me cuidas y me proteges y porque, al igual que yo por ti, darías tu vida por mi. Porque siendo todo lo que acabo de soltar y escribir, me quieres muchísimo y sigues aquí mamá, a mi lado, y siempre lo vas a estar, y te prometo de todo corazón que yo también lo estaré para ti. Por todo esto y por infinitos motivos más, todos aquellos inimaginables, te quiero mamá, te quiero muchísimo, como a la trucha al trucho, como siempre me dice papá. Os quiero tantísimo a ambos...


                                                                                            De parte de tu queridísima hija,



                                                                                                                   Yo

sábado, 9 de mayo de 2015

Sueños perdidos, errores cometidos

Desde muy pequeños aprendemos que los sueños son prácticamente imposibles de cumplir y, aún así, nos animan a hacerlos realidad, sabiendo que nunca se harán. Luchamos continuamente por poder realizarlos y estamos influenciados en todo momento a hacerlo, por nuestros padres, nuestros amigos o incluso nuestros ídolos, que día tras día dicen que nunca dejes de luchar por tus sueños, que así se cumplen. 
Pero por mucho que se luche, no se  cumplen. Eso no es cosa del poder o de la fuerza, incluso de las ganas de hacerlo realidad, sino del destino o de la suerte. Es a pura potra. Y, a veces, según cual sea tu sueño, todo depende de un don, una virtud o de ser el mejor.

¿Alguna vez habéis deseado tantísimo alguna cosa que cuando os dais cuenta de que nunca lo tendréis, no podéis evitar querer desaparecer?
Esa sensación de vacío que te recorre por el cuerpo, en tu interior, por las venas y arterias. Llamalo miedo, llamalo tristeza o llamalo como quieras. Pero lo sientes. Sientes ese dolor inexplicable que no le deseas a nadie. Un dolor que nadie puede borrar.

No es como el dolor amoroso, por una ruptura por ejemplo, es peor. Una ruptura se supera, se puede solucionar aprendiendo a volver a ser tú solo y al amor propio. O incluso se soluciona cuando aparece otra persona especial que vuelve a darle ese sentido especial a la vida, que hace que veas las cosas diferentes, de otro color, quizás rosa o quizás no, pero esa sensación de plenitud y felicidad que no puede esconderse así porque si vuelve a nacer en tu interior.

Pero no. Éste dolor del que os hablo hoy es peor. Es un dolor que te provocas tu mismo al ver que los sueños no se cumplen. Es un dolor que no es protagonizado por un desamor, una ruptura o un amor no correspondido. Incluso a veces no tiene relación con los demás. No se puede substituir porque no tiene substitución. Porque es único. Porque nadie puede solucionarlo.

Y sólo se supera si el maldito sueño, deseo, se cumple.

Es un dolor de impotencia e incapacidad. Esas ganas de hacerlo realidad que te comen por dentro y tú ahí, sabiendo que nunca se cumplirá.

¿Duro, verdad? Ánimos desde aquí, desde el otro lado del Internet.


jueves, 5 de marzo de 2015

Life's shots

Te piden que sigas adelante, que sigas luchando y peleando por aquello que quieres, sin tener en cuenta que, en millones de ocasiones, es un hecho imposible. 

Te piden que si cometes un error lo intentes arreglar, lo antes posible, pero si a veces es tarde, que más da. Más vale tarde que nunca, ¿no? Aún así, a veces, necesitamos ayuda para solucionar lo que sea que hayamos hecho mal, y por mucho que pedimos, nadie ayuda y si lo intentan, no nos sirve de nada. 

Hay límites que nos dificultan el camino, piedras que se convierten en montañas a medida que intentamos avanzar, que nos imposibilitan llegar a nuestro objetivo. Personas que nos van a intentar derrumbar, y otras que nos van a intentar ayudar, pero que tanto unas como otras van a fallar en su "misión", porque nosotros mismos fracasaremos y nos derrumbaremos, y ninguna ayuda será posible para motivarnos. 

Porque seremos dominados por la desmotivación y la desesperación, como pequeños robots. Desesperados por cambiar, por parecernos a aquella persona que lo tiene todo, olvidando quién somos realmente, quién es nuestra persona y en que se caracteriza, cómo se formó y cuales son sus principios. Porque olvidaremos todo sobre nosotros, creyendo que la nueva persona que crece en nuestro interior será nuestra persona, que substituirá a la anterior, y que así seremos mucho mejores. Porque al hacerlo, abandonaremos a nuestro auténtico yo y todo lo que esté relacionado con la vida pasada. Y es que el tiempo pasa y un día más será un día menos que no echarás de menos aquello que falta. Y es que cuando ves los días pasar te das cuenta que nada es para siempre.

Una de las cosas más dolorosas de la vida es cuando tienes que fingir estar bien, cuando todo a tu alrededor va mal, fatal, desastrosamente mal, y que aún así, sigue siendo más fácil mostrar una falsa sonrisa que no explicar el motivo de tu tristeza. Y ten cuidado a quién le cuentas tus penas, porque aunque sea la persona a la que confiarías tu vida, puede que tarde o temprano se canse de ti, de tu vida, de tus problemas, y quiera mantener una "relación de compañeras", sin el tráfico de información entre medio. Y que, finalmente, y como buenas amigas que sois, volveréis a contaros cosas, pero poco a poco eres tú la que pierde ese "afán" por contarle cosas a tu amiga, por miedo a que se repita la historia de nuevo y te vuelva a fallar.